Días buenos, días malos

Día 67 de cuarentena 
Lima, Perú

Un día más o un día menos, ya nos da igual ¿no?

Hay personas que disfrutan estar solas y hay las que no, pues yo soy del primer grupo. Me gusta pasar tiempo conmigo misma, podría definirme como una persona introvertida con orgullo. Pero también disfruto de estar en compañía de mis amigos. 

El coronavirus ha declarado una guerra política, un sismo político global, una tragedia. Incluso se volvió famosísimo en cuestión de días. Aunque nos ha dado miles de puntos negativos, debo aceptar que me ha gustado el tiempo que nos ha regalado. Un tiempo de conversión, reflexión, confinamiento o encierro, como deseen llamarlo, un tiempo único con nosotros mismos y con los que viven a nuestro alrededor. 

Ha deshecho nuestras rutinas, planes o todo lo que pensábamos que íbamos a hacer e iba a pasar. ¿No es maravilloso? Dicen que lo que no se planea siempre sale más genial que lo esperado o "es mejor planear, no planear". Por lo que, han surgido nuevas ideas y razones para comenzar a planear y repensar la vida que estamos llevando con nosotros. ¿De verdad la estamos aprovechando? ¿Qué sucedería si hoy me muero por el COVID-19? ¿He vivido lo suficiente? ¿Puedo morir con tranquilidad? Surgieron tantas incógnitas en algunos de nosotros que nos han favorecido dado que al ser más conscientes de lo frágil que es nuestra salud, reconocimos la importancia de la vida y el tiempo. 

Varios de mis amigos y familiares se han convertido en unos aficionados de la repostería, la música, la limpieza, el orden, la lectura e incluso uno de ellos terminó de escribir su primer libro que muy pronto estará por publicarse. Mi prima compartió su música en Youtube con un concepto muy dulce debido al contexto actual "¿Dónde, en todo el mundo, quisieras estar ahora?". Hay otros que se han sentido demasiado tristes y no le encontraron sentido a sus días, al punto de no poder despegarse de la cama o tirarse maratones de series y películas en Netflix.  Considero que todo lo que uno desee hacer estará bien, siempre y cuando se sientan cómodos. 

En mi caso, me pasó un poco de ambos. Estuve haciendo muchas cosas de las que mencioné antes pero también me di un descanso y perdí el sentido. Ahora creo que es vital poder caminar y saborear cada segundo de los paisajes y la naturaleza. Principalmente amo el verbo "viajar". Es perfecto, se han dado cuenta que viajar empieza con V de vida, vivo, vital, vino, volar e incluso de viral jaja (lo siento, soy una exagerada). 

So, en mi locura de nostálgica, melancólica, ansiosa y neurótica de crisis existencial... No sé si podría llamar "LOCURA" a lo que hice pero... ¡compré un boleto de avión! ¿a dónde? Pues a México morrillos jaja. Me voy a México terminando el año. Imagino lo que pueden estar pensando ahora ¿qué fue con ella? ¿está loca? ¿quiere morir o khe wey?

No es eso, amigos. Lo que sucede es que no pienso morir sin ver el mundo o al menos una buena parte de él. Por eso, decidí no renunciar a mis impulsos, instintos, pasiones y sueños. Cada deseo de viajar que se me aparezca por la cabeza y que este a mi alcance, lo haré, sin pestañear. ¿Saben lo valioso que es cada micro-segundo de nuestras vidas o no lo habían pensado aún?

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